mardi 28 avril 2009

Tombé du ciel... Cupidon se marre

Même si je l'avais repéré bien avant lui, je m'étais évidemment blindée : ce genre d'attirance farfelue, je me les garde pour moi désormais.
Mais... au prétexte de m'interviewer (le monde à l'envers) a fait que lui aussi, visiblement, a eu des palpitations sensuelles... Il repart demain déjà vers ces terres australes et je ne l'aurais pas revu. Il laisse une trace translucide, comme un tatouage discret mais présent, plein de promesses.

El primer Iván que cruzé en mi camino, fue Tourgueniev, a través de su novela Primer Amor que recuerdo ser el primer libro que leí. Seguro que no fue este pero en la memoria parcial que tenemos de nuestra propia vida, fue así.
El segúndo Iván que conocí en mi vida, era chileno y poeta. También trabajador. Habia conocido la realidad de las carceles chilenas. Lo salvó la poesía. Su espiritú volaba, pasaba abajo de las puertas para encontrar la libertad de afuera como una promesa. En París, hacía parte como yo, de un grupo de poetas titulado La porte des poètes, encabezado por Luis del Rio Donoso, también chileno y poeta. Si yo escribía poesía, lo que más me gustaba en esa época, era leer a voz alta y en frente de un público la poesía de los demás. Y lo hize durante varios años con ganas, respecto y miedo a la vez. Al lado de Iván, de Rubén Barreiro-Saguier, poeta y mismo Embajador del Paraguay en París, y tantos otros, muertos y vivos. Hasta con Iván, integramos una obra de teatro-danza que se llamó Allô la Terre, imaginada y puesta en escenario por él que era en esa época mi psicoterapeute, en la cual él decía su poesía en castellano y yo la suya en francés, mientras bailaban mujeres. Este segundo Iván, algún día en el subte, me robó un beso que ni me esperaba. Lo quería como amigo y poeta, no como posible amante. Quedó bien claro de que no había espacio para ninguna "suite" y quedamos ahi. Igual si sigué viendolo a veces en noches poéticas y dos días también en mi cocina de entoncés para pintarla de nuevo. Tenía una manos gigantes de trabajadores y una sonrisa tan dulce y sorprendente de un tan alto hombre quién había superado tantas pruebas, él y su mujer, eminente cocinera que repectaba mucho como mujer, aunque era a veces depresiva, lo que también respectaba.

Sos mi tercer Iván, Iván y es probable que yo te ví antés que vos me vieras y me hablarás. Unos días antés. Tal vez en la Fnac o antés en la muchedumbre des Rencontres en la cinemateca de Toulouse.

En Bordeaux, yo aproveché de ver tantos viejos para completar unas historias de familia y el arból genealógico. Tal vez no tomó alcohol por todo lo que se tomaran mis ancestros... Para cortar un poco con eso...

Te abrazo como si bailariamos un tango

Aucun commentaire:

Enregistrer un commentaire

Merci de votre réaction et participation